'Wicked' hechiza Madrid y supera todas las expectativas
- Marta Camarena Ferrero
- 26 oct
- 4 Min. de lectura
Actualizado: hace 2 días
El musical conocido por desafiar la gravedad vuelve para, esta vez, desafiar a su propia versión cinematográfica; una producción que hace volar al público sin necesitar efectos digitales

El pasado 3 de octubre llegó a Madrid, por primera vez en 20 años, el famoso musical de Stephen Schwartz, Wicked. Vino de la mano de Som, productora que nos trajo también Grease, Book of Mormon y que a finales de noviembre compartirá con el público la nueva producción de Los Miserables. La verdadera historia de las dos brujas de Oz no se había escuchado casi en España hasta el año pasado, cuando se estrenó la primera parte de su versión cinematográfica dirigida por Jon M. Chu. Fue todo un éxito en taquilla y consiguió enamorar a tantas personas que no es de extrañar que las calles de la capital se inundasen de emoción y vítores cuando se anunció que la adaptación teatral llegaría un año después al Nuevo Teatro de Alcalá. A cada día que pasaba, la expectación era mayor, sobre todo si se tenía en cuenta que muchas personas se enterarían de la resolución de la historia en las butacas del teatro, ya que la segunda parte de la película no llegará a los cines españoles hasta el 21 de noviembre.
A la obra asistí junto a mi madre, quien no sabía qué esperar ya que, al contrario que yo, no había visto a Idina Menzel y Kristin Chenoweth representando la obra entera en un vídeo de YouTube de cuestionable calidad. Tengo que admitir que llegué al teatro con muchas dudas de si me iba a gustar. La verdad es que desde que vi a Rachel Berry y Kurt Hummel pelearse en Glee por quién se llevaba el solo de Defying Gravity, he sido muy fan de la música de Wicked.
Me sé casi todas las canciones de cabo a rabo, evidentemente, en inglés, por lo que veía muy posible que me pasase como con la adaptación, también de Som, del musical de Mamma Mia! y que las traducciones de sus canciones al español me sacasen completamente del hechizo. Pero estaba muy equivocada. No sé si el responsable de traducir las canciones ha sido el mismo que lo ha hecho para las adaptaciones fílmicas, pero es todo un talento. Escucharlas en español me hizo reconectar con la primera vez que las oí, me emocionó mucho y poder revivirlo fue grandioso. Las traducciones resultan igual de ingeniosas y dramáticas que las originales, además de narrar adecuadamente la historia.
También hay que decir que era difícil que las canciones sonasen mal siendo cantadas por tales artistas. Sobre todo las dos Cristinas principales, llegaban a unas notas inimaginables sin despeinarse un pelo. Era realmente sorprendente, y si no me creéis preguntadle al señor inglés que tenía al lado, que al terminar el primer acto envió emocionado un mensaje a sus otros amigos ingleses que decía “JESUS Elphaba can sing!”.
Es cierto eso que dicen de que el verde y el rosa se complementan bien. Las actrices de Glinda y Elphaba no podían estar más compenetradas entre sí y con sus respectivos papeles. Cuando la rabia contenida comenzaba a abandonar el cuerpo de Elphaba y te hacía cómplice de su enfado, llegaba Glinda y con un par de palabras o un gritito te sacaba una carcajada, liberándote de tensiones. Nada de esta producción hubiese funcionado si la implicación de los actores no hubiese sido tan grande. A todos los intérpretes se les veía metidos en su rol al 100%. Te creías el odio ferviente de los ozianos hacia la malvada bruja del oeste, sentías la química entre Fiyero y Elphaba —algo que por desgracia no pasa tanto en la película— y notabas el miedo de los animales parlantes ante la creciente represión. Por no hablar del impresionante bis cómico que tiene Cristina Llorente, quien no fallaba una en hacer reír al público.

Sé que es difícil de creer, pero puede ser que esta producción de la obra emocione incluso más que la versión de Ariana y Cynthia. No sé si es correcto nombrar a una de las dos como la mejor, pero sin duda la versión del Teatro Nuevo de Alcalá está a la altura de los méritos que se ha llevado la película. Todo el elenco entiende a la perfección a su personaje y su función. Además, es palpable en todo momento la emoción que sienten por ser los encargados de, por primera vez, representar en Madrid esta icónica historia. Por no hablar de los actores que dan vida a los monos voladores, quienes se roban fácilmente el show.
Pero cómo no iban a estar los actores metidos en sus roles, si la obra era increíblemente inmersiva, con una puesta en escena que estaba diseñada para convertir la experiencia teatral en algo casi cinematográfico. Las luces y los elementos del escenario guiaban sin esfuerzo tu mirada y conseguía que vieses lo que debías en el momento indicado. Además, las limitaciones parecían desvanecerse gracias al inteligente equipo técnico que tuvo la producción. La representación fue con todo. Tenía personajes que se elevaban por los aires, a Glinda descendiendo en su burbuja y una sucesión de incontables decorados que, sinceramente, no sé cómo podían caber todos bajo el escenario.
A esto hay que sumarle los grandiosos visuales de la obra. El musical madrileño se toma muy en serio las críticas de la película en las que decían que lucía descolorida y nos ofrece toda una nueva gama de tonalidades y contrastes que logran transportarte al mágico mundo de Oz. En especial, los decorados y vestuarios de la Ciudad Esmeralda son hipnóticos. Todo brilla, el verde ilumina la escena y te envuelve en el mismo asombro que sienten las protagonistas al llegar a este lugar de ensueño.
Sobra decir que mi madre y yo salimos encantadas. Ella venía solo por acompañarme, sin demasiado interés en Wicked, y qué grata sorpresa fue verla salir diciendo que quería volver a entrar. Lo que me lleva a lo único negativo que puedo decir de este musical: que se acaba… y que te deja con unas ganas tremendas de volver a gastar un dineral para repetir la experiencia. Así que, aprovechando que se acerca la Navidad, recomiendo regalar entradas a alguien cercano y así, al menos, duele un poco menos la cartera.















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